
Lista completa de disruptores endocrinos: sustancias que alteran tu equilibrio hormonal
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En este artículo aprenderás una amplia gama de sustancias con las que nos encontramos en nuestro día a día y que la gran mayoría de personas desconocen su existencia y efectos sobre la salud. Antes de adentrarte en este post deberías saber responder a esta pregunta, ¿Sabes que son los disruptores endocrinos?, si ya lo sabes, aquí descubrirás un gran listado descriptivo acerca de ellos.
🚜 Atrazina: el pesticida invisible que amenaza tu equilibrio hormonal
La atrazina es uno de los herbicidas más utilizados en el mundo, especialmente en cultivos como el maíz. Su uso está prohibido en la Unión Europea, pero sigue presente en numerosos países, incluyendo regiones de América Latina y Estados Unidos. Este compuesto químico se ha ganado su lugar en la lista de disruptores endocrinos por su capacidad para alterar profundamente el sistema hormonal, incluso en dosis muy bajas.
Una de las características más alarmantes de la atrazina es su capacidad para feminizar organismos. Estudios en animales han mostrado que puede inducir el desarrollo de características femeninas en machos, afectar la producción de testosterona y alterar el equilibrio hormonal general. Esta sustancia actúa interfiriendo con la señalización hormonal y, en especial, con el sistema reproductivo, lo que la convierte en un riesgo importante tanto para la vida silvestre como para los seres humanos.
La atrazina también se ha vinculado con efectos en el sistema inmunológico, el desarrollo fetal y la aparición de ciertos tipos de cáncer, como el de mama y próstata. Debido a su persistencia en el medio ambiente, puede contaminar fuentes de agua potable y acumularse en los ecosistemas acuáticos.
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🧴 Bisfenol A (BPA): el disruptor oculto en plásticos y envases
El Bisfenol A, comúnmente conocido como BPA, es uno de los disruptores endocrinos más estudiados y controvertidos. Se encuentra en numerosos productos de uso diario, como botellas de agua, tuppers, revestimientos de latas, tickets térmicos e incluso en materiales dentales. Su amplia presencia en la vida cotidiana ha hecho que la exposición sea casi inevitable para muchas personas, incluyendo mujeres embarazadas y niños.
El BPA actúa imitando al estrógeno, una hormona sexual clave, lo que puede alterar el funcionamiento del sistema endocrino. Se ha relacionado con infertilidad, trastornos del desarrollo infantil, obesidad, enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y varios tipos de cáncer hormono-dependientes, como el de mama y próstata. Incluso en niveles bajos de exposición, el BPA puede tener efectos significativos en la salud, especialmente durante etapas sensibles como el embarazo y la infancia.
Una de las características más preocupantes del BPA es su comportamiento no lineal: pequeñas dosis pueden ser más dañinas que cantidades elevadas, lo que dificulta establecer límites de seguridad fiables. Además, aunque muchos productos se anuncian como “libres de BPA”, a menudo contienen sustitutos como el BPS o BPF, que podrían ser igual de perjudiciales.
🛡️ Lee nuestro artículo detallado sobre el BPA y cómo reducir tu exposición diaria.

☣️ Dioxinas: contaminantes persistentes con efectos devastadores en la salud
Las dioxinas son un grupo de compuestos químicos altamente tóxicos que se generan como subproductos en diversos procesos industriales, como la incineración de residuos, la fabricación de pesticidas y la producción de papel blanqueado con cloro. Son extremadamente persistentes en el ambiente y más del 90% se acumulan en la cadena alimentaria, especialmente en grasas animales.
Estas sustancias son disruptores endocrinos potentes, capaces de alterar la expresión genética, interferir con la señalización hormonal y provocar daños celulares prolongados. Se han relacionado con una amplia gama de efectos adversos para la salud, incluyendo trastornos del desarrollo, inmunodepresión, disfunciones tiroideas, problemas reproductivos y varios tipos de cáncer. Además, las dioxinas pueden cruzar la placenta y transferirse a través de la leche materna, afectando directamente al desarrollo del feto y del recién nacido.
Uno de los mecanismos clave de acción de las dioxinas es su unión al receptor de aril-Hidrocarburo (AhR), lo que altera la expresión de genes implicados en el metabolismo celular y la regulación hormonal. Esta interferencia puede tener consecuencias duraderas, incluso con exposiciones esporádicas o en cantidades mínimas.
La Organización Mundial de la Salud clasifica algunas dioxinas como cancerígenos humanos. Por su toxicidad y persistencia, son consideradas una de las amenazas ambientales más serias para la salud pública global.
🔥 Conoce más sobre las dioxinas, sus fuentes y cómo protegerte en nuestro post completo.
💧 Sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS): los “químicos eternos” que se acumulan en tu cuerpo
Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas como PFAS, abarcan una amplia familia de compuestos sintéticos resistentes al calor, al agua y a la grasa. Su durabilidad las ha hecho indispensables en la industria, presentes en utensilios de cocina antiadherentes (como el teflón), envases de comida rápida, ropa impermeable, espumas contra incendios y productos cosméticos.
Sin embargo, esta misma resistencia química también representa su mayor peligro. Los PFAS son bioacumulativos y persistentes: una vez en el organismo, pueden permanecer durante años, y su acumulación está relacionada con una amplia gama de problemas de salud. Entre los efectos más preocupantes están los trastornos tiroideos, la infertilidad, el bajo peso al nacer, el debilitamiento del sistema inmunológico, el aumento del colesterol y varios tipos de cáncer, incluyendo el de riñón y testículos.
Estos compuestos también afectan al sistema endocrino al interferir con la señalización hormonal y la expresión genética. Además, su presencia se ha detectado en agua potable, sangre humana y leche materna, lo que refleja su impacto generalizado. Los PFAS no solo amenazan la salud humana, sino que también contaminan suelos y ecosistemas acuáticos, persistiendo durante décadas.
Debido a su toxicidad, algunas variantes de PFAS han sido restringidas en ciertos países, pero muchas otras siguen en uso, y su sustitución no siempre es más segura.
💦 Profundiza en los riesgos de los PFAS y cómo evitarlos en nuestro artículo especializado.
🧪 Ftalatos: plastificantes ubicuos que alteran tu equilibrio hormonal
Los ftalatos son compuestos químicos utilizados como plastificantes, es decir, para dar flexibilidad y durabilidad a los plásticos. Están presentes en una enorme variedad de productos: desde juguetes, cortinas de baño y envases alimentarios, hasta esmaltes de uñas, perfumes, lociones corporales y detergentes. Esta exposición generalizada los convierte en uno de los disruptores endocrinos más comunes en la vida moderna.
Su principal mecanismo de acción es la interferencia con la producción y función de hormonas sexuales como la testosterona y el estrógeno. Se han asociado con una reducción en la calidad del esperma, malformaciones genitales en recién nacidos varones, pubertad precoz en niñas, infertilidad femenina y trastornos hormonales como el síndrome de ovario poliquístico (SOP). También pueden afectar el desarrollo neurológico en la infancia y contribuir al aumento de peso y resistencia a la insulina.
Los ftalatos se absorben fácilmente a través de la piel, por inhalación o vía oral, y aunque el cuerpo los elimina con relativa rapidez, la exposición continua hace que sus efectos se acumulen. Especialmente preocupante es su presencia en mujeres embarazadas, ya que pueden afectar al desarrollo fetal y a la programación endocrina del bebé.
Pese a que algunos ftalatos han sido restringidos en la Unión Europea, muchos siguen utilizándose bajo distintos nombres, lo que dificulta su identificación en las etiquetas de productos.
🔍 Descubre cómo identificarlos y evitarlos los en nuestra guía completa sobre ftalatos
🌱 Fitoestrógenos: hormonas vegetales con efectos ambivalentes
Los fitoestrógenos son compuestos naturales presentes en algunas plantas que tienen una estructura similar a la del estrógeno humano. Se encuentran principalmente en la soja (isoflavonas), semillas de lino (lignanos), trébol rojo y algunos cereales integrales. Aunque no son contaminantes sintéticos como otros disruptores endocrinos, pueden afectar al equilibrio hormonal cuando se consumen en grandes cantidades o durante etapas sensibles de la vida.
A diferencia de los disruptores industriales, los fitoestrógenos pueden ejercer efectos tanto beneficiosos como negativos. Por un lado, se ha demostrado que tienen propiedades antioxidantes y protectoras frente a ciertos cánceres hormono-dependientes. Por otro, pueden interferir con la función endocrina normal, especialmente en bebés alimentados con fórmulas a base de soja, mujeres embarazadas o personas con desequilibrios hormonales previos.
Estos compuestos se unen a los receptores de estrógeno, modulando su acción de forma agonista o antagonista. Dependiendo de la dosis, el contexto fisiológico y la edad de exposición, pueden actuar como reguladores hormonales suaves o como perturbadores del sistema endocrino. Su impacto en la fertilidad, la función tiroidea y el desarrollo puberal sigue siendo objeto de estudio y controversia.
Si bien no son peligrosos para la mayoría de las personas cuando se consumen con moderación como parte de una dieta equilibrada, es recomendable limitar su ingesta excesiva en situaciones específicas.
🌿 Lee más sobre los fitoestrógenos, sus beneficios y riesgos, en nuestro análisis completo.
🔥 Retardantes de llama bromados (BFR): tóxicos invisibles en tu sofá y colchón
Los retardantes de llama bromados (BFR) son una clase de compuestos químicos añadidos a materiales inflamables para retrasar el inicio o propagación del fuego. Se encuentran en textiles, colchones, sofás, productos electrónicos, cables, plásticos y revestimientos de muebles. Aunque su objetivo es la seguridad contra incendios, su persistencia y toxicidad han generado gran preocupación.
Estos compuestos se acumulan en el polvo doméstico, lo que facilita su inhalación o ingestión, especialmente en niños pequeños. También pueden liberarse con el uso, desgaste o calor, contaminando el aire interior.
Como disruptores endocrinos, los BFR interfieren en la producción y regulación de hormonas tiroideas, fundamentales para el metabolismo y desarrollo neurológico. Se han vinculado con efectos adversos en la fertilidad, alteraciones en el desarrollo cerebral, reducción del coeficiente intelectual en niños, y problemas de comportamiento. También se ha observado que afectan la función hepática, el sistema inmunológico y el equilibrio hormonal en general.
Algunos BFR están prohibidos o restringidos, pero muchos productos antiguos siguen liberándolos, y versiones "sustitutivas" no están completamente libres de riesgo. Reducir el polvo, ventilar los espacios y optar por muebles sin tratamientos ignífugos agresivos son formas prácticas de limitar la exposición.
🛋️ Aprende cómo eliminar BFRs de tu entorno doméstico y proteger la salud de tu familia con esta guía completa.
🧫 Bifenilos policlorados (PCB): contaminantes industriales que siguen afectándonos décadas después
Los bifenilos policlorados (PCB) fueron ampliamente utilizados entre las décadas de 1930 y 1970 como aislantes eléctricos, fluidos hidráulicos y aditivos en pinturas, adhesivos y selladores. Aunque su producción fue prohibida en la mayoría de los países hace más de 40 años, su persistencia en el ambiente hace que aún representen una seria amenaza para la salud humana y los ecosistemas.
Los PCB son altamente estables, bio-acumulativos y lipofílicos. Se han encontrado en suelos, ríos, peces, productos de origen animal e incluso en la leche materna. Su estructura química les permite interferir con varias vías hormonales, especialmente aquellas reguladas por los estrógenos y las hormonas tiroideas. Esto puede provocar trastornos reproductivos, irregularidades menstruales, disfunción tiroidea, disminución de la fertilidad y problemas del neurodesarrollo.
Además, algunos congéneres de PCB han sido clasificados como cancerígenos humanos por la IARC. Se ha relacionado su exposición con un mayor riesgo de cáncer de mama, hígado y linfoma. También influyen negativamente en el sistema inmunológico y están asociados con diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Aunque muchas fuentes directas han sido eliminadas, los PCB persisten como contaminantes históricos. Su liberación puede producirse por filtraciones de equipos antiguos, la quema de residuos industriales y la degradación de materiales que aún los contienen.
⚠️ Explora a fondo el legado tóxico de los PCB y cómo protegerte en nuestro artículo específico.
🛢️ Benceno: el contaminante invisible en productos y ambientes cotidianos
El benceno es un compuesto químico altamente volátil y uno de los disruptores endocrinos y contaminantes ambientales más peligrosos. Aunque su uso directo en productos domésticos ha sido restringido en muchos países, aún puede encontrarse en entornos y objetos de la vida diaria, como combustibles, pinturas, pegamentos, detergentes industriales, humo de cigarrillo e incluso en emisiones de vehículos y procesos industriales. Su presencia en el aire, tanto en interiores como en exteriores, lo convierte en un riesgo constante para la salud.
El benceno puede interferir en el sistema endocrino y afectar la producción de hormonas, además de tener efectos hematológicos graves. La exposición prolongada se ha relacionado con anemia aplásica, alteraciones del sistema inmunitario, infertilidad, problemas en el desarrollo fetal y un mayor riesgo de leucemia y otros tipos de cáncer. Incluso niveles bajos de exposición pueden provocar daño celular y estrés oxidativo, especialmente en personas vulnerables como niños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas.
Una de las características más alarmantes del benceno es su capacidad para acumularse en el organismo y provocar daños a largo plazo, aunque la exposición sea intermitente. Además, su naturaleza gaseosa facilita que pase inadvertido, lo que complica su detección y prevención sin el uso de equipos especializados.
👉 Puedes consultar más información en esta guía detallada acerca del benceno
🧴 Triclosán: el “antibacteriano” que altera tus hormonas
El triclosán es un agente antimicrobiano ampliamente utilizado en productos de higiene personal como jabones anti-bacteriales, pastas dentales, desodorantes, cosméticos, así como en materiales plásticos, textiles y utensilios de cocina. Fue inicialmente valorado por su capacidad para eliminar bacterias, pero con el tiempo han surgido graves preocupaciones por sus efectos como disruptor endocrino.
Este compuesto puede interferir con el funcionamiento normal de las hormonas tiroideas y sexuales. Estudios han vinculado su exposición con disfunciones del metabolismo, irregularidades menstruales, infertilidad, desarrollo mamario anormal y alteraciones del desarrollo en fetos y niños pequeños. También se ha demostrado que el triclosán puede actuar como agonista estrogénico y antagonista androgénico, alterando la señalización hormonal y la expresión genética.
Otra gran preocupación es su contribución a la resistencia bacteriana. El uso excesivo de triclosán ha favorecido la aparición de cepas resistentes, lo que plantea riesgos tanto a nivel de salud pública como ambiental. También se ha detectado en aguas residuales, ríos y organismos acuáticos, afectando a peces y anfibios con alteraciones endocrinas similares.
Aunque su uso ha sido restringido en productos de consumo en algunos países (como EE.UU. y varias naciones europeas), aún puede encontrarse en cosméticos, textiles y artículos importados.
🧼 Conoce los productos que aún contienen triclosán y cómo eliminarlo de tu rutina en nuestra guía especializada.
🧪 Tolueno: un solvente oculto con efectos sobre el sistema nervioso y hormonal
El tolueno es un hidrocarburo aromático ampliamente utilizado como disolvente en pinturas, barnices, adhesivos, productos de limpieza, cosméticos y ambientadores. También está presente en el humo del tabaco, emisiones de automóviles y procesos industriales. Su exposición puede ser tanto ocupacional como doméstica, especialmente en espacios poco ventilados.
Aunque se conoce principalmente por sus efectos neurotóxicos, el tolueno también actúa como disruptor endocrino. Interfiere con la función de la tiroides, altera la síntesis hormonal y afecta al eje hipotálamo-hipófiso-gonadal, provocando desequilibrios hormonales. En mujeres, puede estar relacionado con ciclos menstruales irregulares y riesgo de aborto espontáneo; en hombres, con disminución de la calidad del esperma y alteraciones en la testosterona.
En estudios animales, se ha observado que la exposición prolongada puede provocar pubertad precoz, alteraciones del comportamiento, daño hepático y deficiencias en el desarrollo neurológico de la descendencia. También se asocia con efectos inmunotóxicos e inflamatorios.
La exposición crónica al tolueno en ambientes interiores es una preocupación creciente, ya que su vaporización constante a partir de productos domésticos puede pasar desapercibida, especialmente en hogares con niños pequeños.
🚫 Descubre cómo identificar y reducir la exposición al en tu hogar con esta guía práctica sobre el tolueno
🧴 Formaldehído: un cancerígeno volátil presente en el aire de tu hogar
El formaldehído es un compuesto orgánico volátil (COV) ampliamente utilizado como conservante y desinfectante en productos cosméticos, productos de limpieza, ambientadores, muebles, textiles, pinturas, maderas prensadas (como el MDF) y productos para el cuidado personal. Su exposición es principalmente inhalatoria, y muchas veces pasa desapercibida.
Este compuesto ha sido clasificado como carcinógeno humano por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC). Sin embargo, su capacidad para alterar la señalización hormonal lo convierte también en un disruptor endocrino. El formaldehído puede interferir con la regulación del sistema tiroideo, provocar estrés oxidativo y afectar la expresión génica de hormonas sexuales.
Además, se asocia con efectos adversos en la fertilidad, irregularidades menstruales y desarrollo fetal. En animales, se ha observado que puede inducir alteraciones en las gónadas y afectar el ciclo estral. También se han detectado efectos inmunotóxicos y neurotóxicos, lo que amplifica sus riesgos en poblaciones vulnerables como niños, embarazadas y personas con enfermedades respiratorias.
El formaldehído también se encuentra en cosméticos con conservantes liberadores de formaldehído (como DMDM hydantoin, quaternium-15 o imidazolidinyl urea), por lo que es fundamental aprender a leer las etiquetas y optar por alternativas sin este compuesto.
🏡 Conoce cómo reconocerlo en productos en este artículo completo sobre el formaldehído
🕯️ Estireno: el tóxico aromático de velas perfumadas y plásticos desechables
El estireno es un compuesto químico utilizado en la producción de plásticos como el poliestireno (PS), muy común en envases alimentarios, vasos y cubiertos desechables, cajas de CD/DVD, electrodomésticos, juguetes y aislamiento térmico. También se libera al aire desde materiales de construcción, pinturas, barnices y velas aromáticas.
El problema del estireno no solo radica en su toxicidad directa, sino en su capacidad para actuar como disruptor endocrino. Estudios han revelado que puede alterar la función de hormonas reproductivas y tiroideas, además de inducir estrés oxidativo, dañar el ADN y alterar la regulación epigenética. Esto lo vincula con riesgos como infertilidad, alteraciones menstruales, disfunciones testiculares, pubertad precoz y neurotoxicidad en el desarrollo fetal.
El estireno ha sido clasificado como posible carcinógeno humano por la IARC, con vínculos a cáncer de páncreas, esófago y leucemias en exposiciones prolongadas. Además, puede afectar al hígado, riñones y sistema nervioso central, provocando cefaleas, mareos y deterioro cognitivo.
Su liberación al calentar plásticos, al quemar velas o al usar productos de estireno en ambientes cerrados puede elevar los niveles de exposición, incluso sin darnos cuenta. La exposición combinada con otros COV o disruptores aumenta su peligrosidad.
🧠 Aprende cómo evitarlo en tu cocina, dormitorio y oficina con nuestra guía detallada sobre el estireno
🧴 Parabenos: conservantes comunes con efectos hormonales ocultos
Los parabenos son una familia de compuestos químicos ampliamente usados como conservantes en productos cosméticos, de higiene personal, farmacéuticos y alimentarios. Se incluyen con frecuencia en cremas, desodorantes, champús, maquillajes, pastas dentales, lubricantes y algunos alimentos procesados. En las etiquetas suelen aparecer como methylparaben, ethylparaben, propylparaben o butylparaben.
Aunque su función es prevenir el crecimiento microbiano, diversos estudios han revelado que los parabenos actúan como disruptores endocrinos. Tienen estructura química similar al estrógeno, lo que les permite unirse a receptores hormonales e interferir en la señalización endocrina. Esto puede provocar efectos como alteraciones menstruales, reducción de la fertilidad, aumento del riesgo de cáncer de mama y desequilibrios hormonales en ambos sexos.
Los parabenos también han sido encontrados en la sangre, orina y tejidos humanos, incluyendo tumores mamarios, lo que indica su capacidad para acumularse en el organismo. En niños, la exposición temprana a estos compuestos se ha asociado con adelanto puberal y alteraciones del desarrollo.
A pesar de estar regulados, muchos productos contienen múltiples parabenos que, combinados, pueden superar los niveles considerados seguros. Por ello, optar por cosmética natural, certificada y sin parabenos es una forma efectiva de reducir la carga hormonal tóxica.
🧼 Descubre como evitarlos y cómo identificarlos fácilmente en etiquetas con esta guía sobre parabenos
⚠️ Metales pesados: plomo, cadmio y mercurio como enemigos silenciosos de tus hormonas
Los metales pesados como el plomo, cadmio y mercurio no solo son conocidos por su toxicidad general, sino que también actúan como potentes disruptores endocrinos. Se acumulan en el cuerpo humano, tienen efectos bio-acumulativos y son capaces de alterar múltiples sistemas biológicos.
Se encuentran en pinturas antiguas, tuberías, pilas, fertilizantes, dispositivos electrónicos, alimentos contaminados (especialmente pescado), agua potable, polvo doméstico y emisiones industriales. Su exposición puede ser ambiental, ocupacional o dietética, afectando incluso a personas que no viven en zonas industriales.
Estos metales interfieren con la señalización hormonal al afectar la función tiroidea, la síntesis de esteroides sexuales y la producción de insulina. Se han asociado con infertilidad, pubertad precoz, daño renal, pérdida de densidad ósea, trastornos neurológicos, abortos espontáneos y alteraciones del comportamiento en niños.
El plomo afecta especialmente al desarrollo neurológico infantil, el cadmio puede inducir daños en ovarios y testículos, y el mercurio altera el sistema nervioso y endocrino, con consecuencias graves en embarazadas y lactantes. Incluso niveles bajos de exposición pueden tener efectos significativos a largo plazo.
Desintoxicar el organismo y evitar fuentes comunes de exposición es clave para prevenir sus efectos acumulativos.
🧪 Conoce cómo identificar fuentes de metales pesados y estrategias para reducir tu exposición en este artículo especializado.
🧪 Arsénico: un contaminante persistente que altera tu sistema hormonal
El arsénico es un metaloide que se encuentra de forma natural en la corteza terrestre, pero que también se libera en grandes cantidades debido a actividades humanas como la minería, el uso de pesticidas, la quema de combustibles fósiles y ciertos procesos industriales. Se presenta principalmente en el agua potable contaminada, arroz, mariscos, algunas frutas, y productos derivados.
Este elemento es bien conocido por su toxicidad, pero también actúa como disruptor endocrino, interfiriendo en la expresión de genes relacionados con las hormonas, especialmente en la regulación de la glucosa, el metabolismo tiroideo y la señalización estrogénica. Su capacidad para alterar la señalización celular puede provocar efectos graves incluso en concentraciones bajas.
La exposición crónica al arsénico se ha relacionado con múltiples efectos adversos, como cáncer de piel, pulmón, vejiga y riñón, así como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, daño hepático y alteraciones en el desarrollo fetal. En mujeres embarazadas, puede afectar negativamente el crecimiento del bebé, provocando bajo peso al nacer y disfunciones hormonales duraderas.
Los efectos del arsénico son acumulativos. Por eso, reducir su presencia en el agua mediante filtros certificados y limitar el consumo de alimentos de alto riesgo (como arroz de ciertas regiones o productos marinos contaminados) es clave para proteger la salud hormonal y general.
🚰 Aprende cómo reducir la exposición al arsénico en tu dieta y agua potable con esta guía práctica.
🧼 Éteres de glicol: disolventes invisibles que alteran la fertilidad y las hormonas
Los éteres de glicol son compuestos orgánicos volátiles ampliamente utilizados como disolventes en pinturas, tintas, productos de limpieza, cosméticos, pesticidas y productos farmacéuticos. También están presentes en ambientes laborales como imprentas, laboratorios, hospitales, fábricas textiles y talleres de automoción.
Estos compuestos son fácilmente absorbidos por la piel, el tracto respiratorio y digestivo. Una vez dentro del cuerpo, se metabolizan en sustancias que alteran la función celular y hormonal. Los éteres de glicol están asociados con toxicidad reproductiva, malformaciones congénitas, daños neurológicos, y efectos sobre la tiroides, los ovarios y los testículos.
Como disruptores endocrinos, afectan tanto la producción de esperma como el equilibrio hormonal femenino. También se ha observado una reducción en los niveles de testosterona y alteraciones en la regulación de la glucosa y las hormonas tiroideas. Algunos estudios han vinculado la exposición crónica a estos compuestos con infertilidad, abortos espontáneos y retraso en el desarrollo fetal.
Evitar productos de limpieza y cosméticos con ingredientes como ethylene glycol, 2-butoxyethanol o methoxyethanol puede reducir la exposición. En entornos laborales, se recomienda el uso de guantes, mascarillas y ventilación adecuada.
🧪 Aprende a identificar éteres de glicol en productos comunes y cómo protegerte con esta guía completa.
