Formación de dioxinas por con ustión en procesos industriales

Dioxinas: qué son, por qué preocupan y cómo evitarlas

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Las dioxinas (PCDD/F) son contaminantes ambientales persistentes que se acumulan en la cadena alimentaria, sobre todo en grasas animales. La preocupación es real: la evidencia científica y las agencias internacionales (EFSA, OMS/WHO, EPA) han documentado efectos adversos y han establecido límites estrictos para proteger a la población. En esta guía te explico qué son, dónde se encuentran, cómo reducir su presencia en tu dieta y en tu hogar, y qué alternativas elegir. Si quieres una visión general de los químicos problemáticos del día a día, échale un vistazo a nuestra guía sobre disruptores endocrinos.

≡ Tabla de contenidos
  1. ¿Qué son las dioxinas?
  2. ¿Cómo se forman las dioxinas?
  3. ¿Cómo nos exponemos a las dioxinas?
  4. ¿Cómo afectan a nuestra salud las dioxinas?
  5. Normativa acerca de las dioxinas
  6. Cómo reducir la exposición a las dioxinas
  7. Conclusión

¿Qué son las dioxinas?

Las dioxinas son una familia de compuestos químicos clorados (PCDD y PCDF) que, junto con algunos PCB con estructura similar (dl-PCBs), se agrupan por su comportamiento biológico y tóxico. El compuesto más conocido es la 2,3,7,8-TCDD, considerado un carcinógeno humano y potente modulador del receptor AhR. Se caracterizan por ser persistentes, bioacumulables y biomagnificarse en la cadena alimentaria, especialmente en tejidos grasos. La OMS (WHO) subraya que son contaminantes del grupo de POPs (contaminantes orgánicos persistentes) y que su toxicidad afecta a varios sistemas.

A diferencia de otros químicos añadidos intencionalmente, las dioxinas suelen generarse de forma no deseada como subproductos de combustiones y ciertos procesos industriales (por ejemplo, incineración de residuos, metalurgia), y pueden depositarse en el suelo y pasar a forrajes y ganado, entrando así en los alimentos. La EPA y bases técnicas de descontaminación lo describen como un problema de emisiones históricas y de fuentes puntuales a controlar.

¿Cómo se forman las dioxinas?

Las dioxinas no se producen de manera intencional, sino como subproductos indeseados en diferentes procesos que combinan carbono y cloro bajo altas temperaturas. Una de las principales vías es la combustión de materiales que contienen estos elementos, como ocurre en incineradoras, quemas a cielo abierto de residuos domésticos o agrícolas y en determinadas actividades industriales. En estos escenarios, la falta de control en las condiciones de combustión favorece la generación de estas moléculas altamente persistentes.

Otra fuente importante son los procesos industriales, en especial la producción de metales y el blanqueo de papel con compuestos clorados. Aunque hoy en día existen normativas más estrictas que han reducido notablemente estas emisiones, todavía pueden detectarse en zonas con industrias antiguas o en países con regulaciones más laxas.

Finalmente, no hay que olvidar la contaminación histórica: muchas dioxinas liberadas en el pasado permanecen en los suelos y sedimentos debido a su gran persistencia química. Con el tiempo, pueden liberarse lentamente al medio ambiente, prolongando la exposición humana y ecológica incluso décadas después de su emisión original.

¿Cómo nos exponemos a las dioxinas?

  • Alimentos de origen animal: carne, pescado, lácteos y huevos concentran la mayor parte de la exposición dietética por su contenido en grasa. La literatura y agencias coinciden en que la dieta aporta la mayor fracción de exposición. 
  • Polvo del hogar (en menor medida), especialmente donde hay combustión doméstica o contaminación exterior.
  • Ocupacional: exposición de trabajadores en industrias específicas (metalurgia, gestión de residuos).

¿Cómo afectan a nuestra salud las dioxinas?

Las dioxinas se consideran una de las sustancias químicas más tóxicas a las que estamos expuestos de manera indirecta. Su problema principal es que, aunque no se producen de forma intencionada, una vez que entran en el organismo se acumulan durante años, lo que hace que incluso pequeñas cantidades puedan tener un impacto en la salud a largo plazo.

Uno de los compuestos más conocidos de este grupo, la TCDD, está clasificada como carcinógeno humano. Los estudios han encontrado relación entre la exposición a dioxinas y problemas como:

  • Cloracné (lesiones cutáneas)
  • Alteraciones hormonales y reproductivas
  • Debilitamiento del sistema inmune
  • Cambios en la función de la tiroides
  • Complicaciones en el desarrollo infantil

Además, organismos como la OMS y el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) señalan su posible vínculo con enfermedades cardiovasculares, diabetes y afectaciones neurológicas en etapas tempranas de la vida.

Los fetos, lactantes y niños son especialmente vulnerables. Esto ocurre porque su organismo todavía está en desarrollo y porque las dioxinas pueden llegar incluso a la leche materna. Aun así, la OMS insiste en que los beneficios de la lactancia superan con creces los riesgos: la prioridad está en disminuir la presencia de dioxinas en los alimentos y el medio ambiente.

El mayor peligro de estas sustancias es su persistencia. No se eliminan fácilmente, sino que se acumulan en la grasa corporal y permanecen allí durante años. Por eso, la preocupación principal no es una exposición puntual, sino la exposición crónica a bajas dosis que, con el tiempo, puede desencadenar efectos graves en la salud. Evaluaciones de organismos como la EPA y la ATSDR respaldan esta visión y subrayan la importancia de reducir al mínimo la ingesta de dioxinas en la dieta diaria.

Normativa acerca de las dioxinas

En 2018, EFSA estableció un ingesta semanal toreable (TWI) de 2 picogramos TEQ/kg peso corporal/semana para la suma de dioxinas. Este valor guía políticas europeas y ha impulsado revisiones de máximos en alimentos.

Desde 2023 en la UE se rigen los límites máximos actualizados para dioxinas y dl-PCBs en diversas categorías: leche y lácteos, huevos, carnes y vísceras, entre otras. Se recortaron algunos límites (p. ej., lácteos) para reforzar la protección. El Reglamento europeo de máximos de contaminantes en alimentos establece claramente que no puede comercializarse ningún producto que exceda los límites aplicados.

La Unión Europea (UE) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) mantienen una vigilancia continuada de estas sustancias, publicando de manera recurrente monitoreos en alimentos y piensos.

Cómo reducir la exposición a las dioxinas

En la compra

  • Varía las fuentes de proteína: alterna pescado (especialmente pequeño y azul), legumbres, huevos y carnes magras; prioriza cortes con menos grasa visible.
  • Lácteos: elige raciones moderadas y versiones con menor contenido graso si tu patrón ya es alto en grasa animal.
  • Huevos y carnes: prioriza orígenes controlados y produce certificado; recuerda que la UE aplica máximos y controles.
  • Transparencia: valora marcas que muestren compromisos y tests de contaminantes.
  • Cosmética e higiene: prefiere productos con formulación corta y políticas de contaminación estrictas (sin compuestos halogenados problemáticos).

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En el hogar

  • Humos y quemas: evita quemar residuos y reduce la exposición a humo de combustión; además de dioxinas, el humo incluye otros contaminantes irritantes.
  • Polvo doméstico: aspira con filtro HEPA y ventila con regularidad; un buen control del polvo reduce la exposición a múltiples compuestos adheridos a partículas.
  • Filtrado de aire: si vives en zonas de mala calidad aire, considera purificadores con HEPA (no es específico de dioxinas, pero ayuda con partículas portadoras).
  • Limpieza del hogar: aspira 2–3 veces/semana zonas de mayor polvo; ventila cada día.
  • Hábitos sostenibles: recicla en lugar de quemar a pequeña escala.

En la alimentación

  • Proteína inteligente: si cenas carne roja y queso graso, al día siguiente prioriza legumbre + pescado azul pequeño (sardina, caballa) y verdura.
  • Grasa bajo control: elige cortes magros y retira la grasa al cocinar; considera leche/yogur con menor % de grasa si tu dieta actual ya es alta en grasa animal.
  • Rotación de pescado: alterna especies y limita las de gran tamaño (acumulan más contaminantes ambientales).
  • Cocinas que ayudan: horneado sobre rejilla, vapor, plancha suave; evita freír y recalentar aceites repetidamente.

Conclusión

Las dioxinas son contaminantes persistentes cuya exposición se da, sobre todo, a través de los alimentos de origen animal. La OMS y EFSA han establecido un marco sólido para proteger a la población (TWI de EFSA y máximos en alimentos en la UE). La acción individual complementa la regulación: elegir mejor, cocinar con cabeza y mantener un hogar limpio y ventilado. Con pequeños cambios puedes reducir tu exposición sin renunciar a una alimentación completa.


Dudas frecuentes acerca de las Dioxinas

➕ ¿Las dioxinas se pueden eliminar del cuerpo?

Su eliminación es muy lenta, porque permanecen en la grasa corporal. El cuerpo las expulsa gradualmente a lo largo de años, aunque la velocidad depende de la dieta y el metabolismo.

➕ ¿El humo de incendios o quemas produce dioxinas?

Sí. Incendios forestales, quemas a cielo abierto de residuos o la incineración incontrolada son fuentes habituales de liberación de dioxinas.

➕ ¿Se pueden reducir las dioxinas al cocinar los alimentos?

No desaparecen con la cocción. Sin embargo, reducir la grasa visible de la carne y elegir pescados magros puede ayudar a disminuir la ingesta.

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